Kurtos kalacs

Kurtos kalacs
Kurtos kalacs, Chimney Cake, Kürtöskalács, Baumstriezel

Entrada destacada

Un poco de historia...

Una receta de más de 500 años que proviene de la zona este de Transilvania, donde según cuenta una antigua leyenda, el dulce fue preparado ...

domingo, 8 de mayo de 2016

Más imágenes de nuestros productos:





Un producto con más de 500 años de historia, originario de Transilvania y muy conocido en Rumanía, Hungría, Alemania (donde lo llaman "Baumstriezel"), cuyo sabor recuerda al típico Roscón de Reyes, pero disponible todo el año. Se puede combinar con mermelada, fruta fresca, helado, nata, crema, yogur o lo que se te ocurra. Es ideal para fiestas de niños o mayores o como un elegante regalo, debido a la atractiva presentación de nuestros embalajes. Perfecto para desayunos o meriendas.

martes, 12 de abril de 2016

La cuidada presentación de nuestros productos:

A continuación os presentamos unas imágenes de la cuidada presentación de nuestros productos. Nada más adecuado para un producto gourmet.


 


martes, 29 de marzo de 2016

sábado, 26 de marzo de 2016

Kurtos kalacs con toping de pistacho

Os vamos presentando nuestras variedades de sabores, con distintos "topings" o recubrimientos. A continuación una imagen del Kurtos kalacs recubierto de pistacho. Una imagen sugerente y una forma de empezar el día disfrutando de la recién llegada primavera.


Recuerda que puedes adquirir este producto haciendo tu pedido por teléfono o enviándonos un correo electrónico:

TEL: +34 617 136 328.

E-MAIL: comercial.draculascookies@gmail.com


miércoles, 23 de marzo de 2016

Un poco de historia...

Una receta de más de 500 años que proviene de la zona este de Transilvania, donde según cuenta una antigua leyenda, el dulce fue preparado por primera vez en torno al año 1241 por una chica húngara en el tiempo de la invasión tártara.

Cuenta la leyenda que, en el intento de ayudar a su familia a sobrevivir al hambre y a los tártaros, que les esperaban al salir de la cueva donde se mantenían escondidos en la montaña, la chica recogió la poca harina que les quedaba y la mezcló con cenizas, y de la misma preparó unos rizos gigantes que enrolló entorno a un palo rugoso de madera y que, tras haberlos tostado, se los enseñaron también a los tártaros, pretendiendo de este modo estar bien y prósperos.
Hambrientos y cansados, viéndolo, los tártaros desistieron y se retiraron.

El dulce se convierte de este modo en símbolo del bienestar, y con el tiempo en producto de reposteria gourmet de los grandes festines de los nobles húngaros y rumanos del tiempo del Empalador Vlad Tepes – conocido como Drácula.